La adherencia es la aceptación, conformidad y consentimiento de un plan preestablecido para llevar a cabo el tratamiento.
Para que un medicamento funcione es importante tomarlo exactamente como ha sido prescrito y se considera adecuada cuando se tomen más del 95% de las dosis.
El principal fracaso de un tratamiento es la falta de adherencia y se correlaciona con el aumento de los ingresos hospitalarios, la evolución de la enfermedad, la mortalidad del paciente con infección por VIH, y la acumulación de mutaciones de resistencia al tratamiento antirretroviral, lo que limitaría las posibilidades de nuevos tratamientos de los pacientes a resistencias cruzadas.
Los factores que influyen en la adherencia son: la disposición del enfermo para tomar medicación, la relación mutua entre el equipo asistencial y el enfermo y el no abandono del tratamiento.
Por ello, se debe tomar siempre la medicación como ha indicado el médico, procurar no olvidar ninguna dosis bajo ninguna circunstancia, salvo en el caso que produzca un efecto secundario o reacción que se debe comunicar al médico y recoger con suficiente antelación la medicación para evitar perder dosis.